Simon Abundance Index 2020 muestra que gozamos de un planeta más próspero
Los seres humanos no son ni una desgracia ni un lastre para el planeta, como sostienen grupos partidarios de la "ecología profunda". Así lo demuestra el Simon Abundance Index 2020 que, mediante la recopilación de datos y evidencia empírica, indica que el año pasado gozamos de 570,9% de mayor abundancia de recursos que en 1980.
Este índice, realizado por Human Progress –un proyecto de centro de investigación de política públia independiente Cato Institute–, examina el cambio poblacional y los precios de los productos básicos en el tiempo. Su nombre da honor al economista ambiental y profesor de la Universidad de Maryland Julian Lincoln Simon (1932 - 1998), quien manifestaba que el problema del mundo no radicaba en la sobrepoblación, sino en la falta de libertades políticas y económicas,
Este año, se presentaron tres conceptos adicionales al Simon Abundance Index, el cual utiliza el precio de los “commodities” y el cambio global en la población para estimar la abundancia de recursos. Las conclusiones que arrojaron cada uno de ellos fueron positivas y alentadoras.
Estas son:
Time Price Toolkit: denota la cantidad de tiempo que una persona debe dedicar a su trabajo para tener el suficiente dinero y, así, satisfacer sus necesidades. Para 2019, en promedio, las personas vieron aumentar su abundancia en 287,4%, comparándolo con cifras de 1980. Esto significa que ha habido un crecimiento de abundancia de 3,63% anual y la duplicación de dicha abundancia cada 19,45 años.
Price Elasticity of Population (PEP): se refiere a la sensibilidad de la disponibilidad de recursos con respecto al crecimiento poblacional. Entre 1980 y 2019, la población pasó de 4.458 millones a 7.677 millones de personas, un incremento de 73,2%. Ante esta situación, en los últimos 39 años, de acuerdo con los resultados, cada ser humano nacido parece haber hecho recursos proporcionalmente más abundantes para el resto de nosotros.
Simon Abundance Framework: utiliza los valores de PEP para distinguir entre distintos escenarios de abundancia de recursos: en el un extremo, el decrecimiento de recursos, y en el otro, la superabundancia. Al considerar que el precio de los “commodities” en el tiempo ha decrecido a una tasa proporcional más rápida que el incremento de la población, se estable que la humanidad está experimentando superabundancia en la actualidad.
El optimismo radica en la libertad
El biólogo de la Universidad de Stanford, Paul Elrich, argumentaba en 1968 que la humanidad se dirigía hacia la detonación de La bomba de la población. Aseguraba que millones de personas morirían de hambre, debido a que el número de habitantes superaría la cantidad de alimento y recursos disponibles.
En la actualidad, su pensamiento se refleja en el neomalthusianismo o el Club de Roma, desde donde se advierte los riesgos de la sobrepoblación ante la escasez de los recursos. Estos sectores aupan visiones pesimistas que pronostican un futuro apocalíptico y endosan la culpa a la especie humana y al crecimiento económico. Dichos planteamientos, sin embargo, no parecen estar acertando.
Simon mencionaba que una población en crecimiento produce más ideas. Más ideas conducen a más innovaciones, más innovaciones conducen a mejor productividad, y una mejor productividad se traduce en mayores niveles de vida. Para los economistas Douglas North y Deirdre McCloskey, el cambio de las instituciones políticas y económicas, así como el cambio de actitud de los individuos, ha creado entornos favorecedores al mercado y la innovación.
A propósito del quincuagésimo aniversario del Día de la Tierra, acaecido el pasado miércoles 22 de abril, el director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute, Ian Vásquez, desmitificó ciertos enunciados pesimistas. Vásquez indica que los hechos han demostrado a la humanidad que la pobreza cayó y que el planeta no solo que es más abundante, sino que la productividad agrícola aumentó y el área forestada del planeta también.
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