El miércoles 13 de mayo de 2020, se llevó a cabo el segundo debate de la Ley de Ordenamiento de las Finanzas Públicas. De igual manera, el Pleno de la Asamblea inició el debate final para aprobar el proyecto de Ley de Apoyo Humanitario.
Entre los principales puntos de la Ley de Ordenamiento de las Finanzas Públicas están: establecer reglas macrofiscales y un techo al endeudamiento, creación de un fondo de ahorro y aspectos correspondientes a la autonomía del IESS.
El proyecto de Ley de Apoyo Humanitario consta de varios ejes, algunos de ellos son: contribuciones de personas naturales, impuesto a la utilidad de las empresas y una propuesta de reforma laboral.
En medio de las divergencias que existen entre las bancadas de la Asamblea, César Litardo, presidente del órgano legislativo, manifestó que la sesión se retomará este jueves.
Ambos proyectos de ley son parte de las iniciativas económicas urgentes impulsadas por el presidente Lenin Moreno. El plazo para el tratamiento de estas leyes, por parte de la función legislativa, culmina el sábado 16 de mayo de 2020, si no hay un pronunciamiento del Parlamento, entrarían en vigor por el Ministerio de la Ley.
El sector empresarial es uno de los más expectantes por conocer el destino de estas leyes. Los nuevos impuestos planteados ponen en jaque a su liquidez, y el ambiente económico que se creará a partir de estas medidas puede ser altamente perjudicial para el desarrollo de los negocios.
Nuevas ideas versus nuevos desafíos legales
El economista austriaco Israel Kirzner señalaba que el emprendedor debe ser perspicaz en tiempos de crisis económica. Ante las dificultades que enfrentamos por la pandemia del COVID-19, habrá quienes identifiquen oportunidades y soluciones donde los demás solo encuentren necesidades y dificultades.
La calidad de las instituciones políticas, el estado de la salud fiscal y el nivel de certeza legal determinarán el desarrollo y futuro de aquellos emprendimientos. “Hacer empresa en el Ecuador es como un deporte extremo,” describe Oswaldo Toscano, articulista de la revista Líderes. Opina, también, que el empresario ha sido visto como una caja chica de las “luchas politiqueras”.
Toscano menciona que no se debe meter más la mano a los empresarios, pues es un sector compuesto por PYMES (Pequeñas y Medianas Empresas) en su gran mayoría. En lugar de ahogarlas más con las medidas que se tramitan en la Asamblea, sugiere crear alivios fiscales para que las empresas puedan solventar la crisis con mayor facilidad.
Fernando Altamirano, emprendedor y articulista invitado del Instituto Ecuatoriano de Economía Política (IEEP), afirma que el gobierno de Lenin Moreno se preocupa del corto plazo y no del futuro, prioriza lo estatal y descuida lo comercial. Altamirano indica que el país necesita libertad económica para impulsar la reactivación, a través de generación de incentivos, libertad de comercio y un ambiente institucional armónico para hacer negocios.
En qué consiste la nueva normalidad
Si en algo logran coincidir políticos, académicos, analistas y empresarios en estos días de profunda incertidumbre y desasosiego, es en el hecho de que el mundo no será el mismo tras el paso del COVID-19.
En una entrevista para el periódico español “Byzness”, Luis Buzzi responsable de KPMG Innova Valley, pronostica cómo cambiaran las empresas y sus modelos de negocio internacionalmente. Asevera que la colaboración público-privada será fundamental para generar confianza y atraer de nuevo a los turistas.
Además, es probable que los aviones o los bares, por mencionar dos ejemplos, reduzcan su aforo. “Veremos cómo se conjuga todo esto con la rentabilidad”, comenta Buzzi. También señala que “el modelo de trabajo será más flexible” gracias a la tecnología.
De acuerdo con Buzzi, posiblemente se produzcan operaciones como compras, fusiones, alianzas y estrategias de partnerships. El precio seguirá siendo un indicador clave en los mercados, pero la seguridad va a ser un elemento fundamental.
¿Habrá un pasaporte virológico para moverse? ¿Tendremos hoteles y restaurantes COVID-free? Estas son las posibles preguntas que se haga el consumidor en el futuro y a las que las empresas deban dar respuesta, concluye Buzzi.
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