Reciente decisión del CDH contradice su principio fundamental
El martes 13 de octubre de 2020, la inmensa mayoría de los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dieron el voto para que Cuba, China y Rusia ingresen en el Consejo de Derechos Humanos (CDH) del organismo.
Justamente estos tres países, que no poseen un historial de respeto por los derechos humanos, han protagonizado este último año una avanzada incisiva contra los mismos.
Cuba, que ya ha sido miembro del CDH en cuatro ocasiones, continúa siendo el refugio de la dictadura castrista y, según cifras de la oenegé Prisoners Defenders, en la actualidad habría 138 presos políticos en el país y, además, 247 personas tendrían prohibición de viajar fuera de la isla por razones políticas o religiosas, según el Instituto Patmos.
Asímismo, han sido reveladores los informes publicados en distintos medios como: BBC o The Economist, en los que se expone la persecución del régimen chino a la población uigur, la cual ha sido sometida a campos de concentración y a políticas de control de natalidad.
También, fue un hecho escandaloso la aprobación de la Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong a finales del mes de junio. Mediante dicha normativa, el aparataje estatal chino logró expandir su control en este enclave de libertades, poniendo fin al modelo de “un país, dos sistemas”.
Mientras tanto, el Kremlin prendió las alarmas de la Comunidad Europea a inicios de septiembre, por registrarse un nuevo caso de envenenamiento a un detractor del gobierno de Vladimir Putin.
El director de la división para las Américas de la oenegé Human Rights Watch (HRW), Miguel Vivanco, menciona que: “Hay que terminar con la práctica de las listas cerradas por región. Lo que ocurre habitualmente es que las distintas regiones geográficas proponen tantos candidatos como asientos están asignados a cada zona”.
Adicionalmente, afirma que para el momento de la elección de los nuevos miembros del CDH, América Latina y el Caribe presentaron tres candidatos (Cuba, México y Bolivia) para los tres asientos que corresponden a esa región, de manera que los tres fueran elegidos. “Este mecanismo transforma las elecciones al consejo en una mera formalidad, pero también en una burla y permite que sean elegidos estados con un récord vergonzoso, como Cuba”, concluye.
El principio fundacional contemplado en la resolución 60/251, del 15 de marzo de 2006, sobre el que fue creado el Consejo de Derechos Humanos implica: “ser responsable de promover el respeto universal por la protección de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de todas las personas, sin distinción de ningún tipo y de una manera justa y equitativa”.
Ante ello, vale la pena recordar una frase lapidaria expresada por el Wall Street Journal hace unas semanas: “El presidente Trump a menudo es criticado por socavar las instituciones internacionales, pero organizaciones como las Naciones Unidas hacen un buen trabajo al desacreditarse a sí mismas”.
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