Cada segundo que pasa sin tomar medidas es tiempo valioso desperdiciado
Los ecuatorianos todavía nos enfrentamos a la incertidumbre de las consecuencias económicas que dejará la pandemia. Veinte días en casa y más de un mes a partir del primer caso de Coronavirus en el país, y poco se ha planteado sobre cómo enfrentaremos la crisis financiera que se avecina.
El modelo económico actual, fortalecido durante la época del correísmo, nos ha pasado factura por más de cinco años. Esta lamentable emergencia sanitaria por la que atravesamos es también el momento idóneo para que Ecuador adopte medidas postergadas.
La cantidad de recursos por persona disminuyó desde 2014 hasta 2016 y luego prácticamente se congeló hasta 2018 (último dato disponible). Considerando que la economía ecuatoriana creció menos de un punto porcentual en 2019, podríamos decir que también se mantuvo congelado durante ese año. La crisis provocada por la pandemia, sin duda, hará que nuestra economía se hunda.
Para salir del hoyo, debemos convertirnos en un país atractivo para la creación de riqueza lo más pronto posible. Es decir, debemos promover un entorno amigable con las iniciativas privadas para que estas puedan satisfacer de manera más eficiente las necesidades de los ecuatorianos –entre ellas, la falta de empleo–.
Al igual que el PIB per cápita, el empleo adecuado comenzó a caer en 2014. La diferencia es que este indicador no se congeló, sino que ha continuado aminorándose año tras año. Si no se toman medidas al respecto, se espera que la destrucción del empleo se acelere.
Existe una amplia variedad de alternativas que Ecuador puede implementar. La calificación "Haciendo Negocios" del Banco Mundial y el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial proporcionan una guía básica de las políticas necesarias. En breve, estas consisten en reducir la carga burocrática, simplificar el sistema tributario y proporcionar flexibilidad.
Tomando en cuenta el lineamitento del Banco Mundial, al corto plazo, podemos facilitar la tramitología a través de un borrón y cuenta nueva. Aprovechando la paralización económica, se aplicarían los nuevos procesos, sin trabajar con los anteriores para evitar sesgos.
Al comparar las deficiencias existentes en nuestros procesos con lo que sucede en los países mejor calificados, observamos que Ecuador actualmente tiene: (1) altos costos económicos para iniciar, mantener y cerrar un negocio y (2) demoras innecesarias para el cumplimiento de trámites.
El Foro Económico Mundial establece parámetros similares a los de la calificación “Haciendo Negocios”. Estos incluyen la apertura comercial y, sobre todo, un marco regulatorio laboral apropiado para incentivar la generación de empleo adecuado.
Por este motivo, es fundamental llevar a cabo una reforma al código de trabajo en esta línea. Cabe mencionar que esta no puede ni debe ser una medida aislada, se debe promover, al mismo tiempo, mayor seguridad jurídica, apertura comercial y un ambiente que aumente la competencia del país en la región. Solamente así, podremos asegurar que existan más oportunidades de empleo en un futuro próximo.
La información existente indica que la emergencia sanitaria global no terminará pronto, por lo que debemos establecer mecanismos para solucionar nuestros problemas económicos, ser atractivos para la inversión y proveer flexibilidad a los negocios para que sobrevivan a esta primera cuarentena.
Si continuamos siendo un país que responde ante los problemas y no se prepara para prevenirlos, esta crisis y las que vengan nos hundirán aún más. Saquemos provecho de este momento de quiebre para transformarnos en una nación que se adapte ágil y de mejor manera a los cambios; que no se encuentre con los obstáculos contra los que tuvo que luchar en esta ocasión.
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