¿Deberíamos los ciudadanos pedir la CULMINACIÓN del monopolio de los taxistas?
El problema se originó el mismo momento en que el Estado, en su increíble incompetencia, quiso restringir la oferta otorgando un privilegio especial al gremio de taxistas, bajo la pantalla de la "seguridad" creó un monopolio legal al poner artificialmente altas barreras de entrada a la competencia, con un único fin, recaudatorio.
Hoy en día se vive las consecuencias de querer ponerle puertas al mar, seguir con el modelo en el cual el gremio de taxistas se encuentra enquistado en el transporte urbano gracias a la protección del poder político, impide el dinamismo económico y sobre todo el progreso, ya que es un golpe directo al bolsillo del consumidor, que en última instancia siempre es el mayor perjudicado al tener que pagar más por un mal servicio.
Ya lo hemos visto una y otra vez al pasar de la historia como van cayendo aquellas falacias económicas proteccionistas. El caso actual me recuerda a la genial sátira de Bastiat sobre los fabricantes de velas e iluminación que pedían protección al congreso ante la supuesta competencia desleal que representaba el sol. Yo me pregunto ¿Los taxistas acaso no utilizan Gmail? Su llegada supuso una competencia a los carteros, ¿Los taxistas acaso no utilizan Netflix? Su llegada supuso una competencia a los cines y la Tv, ¿Los taxistas no utilizan el sin fin de avances tecnológicos que facilitan la vida de todos?
Los taxistas deben aceptar su mala inversión como todo buen empresario y saber que no se puede vivir de protecciones, no se puede vivir de privilegios otorgados por el Estado, sino de competencia justa, porque es aquello lo que impulsa el sano crecimiento de una economía y una sociedad prospera.
A todo mercado cautivo le llega su Uber. Hay que cortar de raíz aquellos regalos que otorga el poder político a los cazadores de privilegios, que el mercado decida, es decir, que decida la gente. Esto solo demuestra que la libertad se abre paso, pero lastimosamente vivimos en una sociedad que no quiere competencia y libertad, sino privilegios, protecciones y dádivas de quienes poseen el poder.